sábado, 3 de enero de 2009

Ideas

Leo consternado en la edición digital de La Nueva España que con el nuevo sistema de financión autonómica que pretende poner en marcha el gobierno central en manos del PSOE, Asturia(e)s va a quedar relegada debido a la debilidad de su economía. Se trata de una muy mala noticia. Asturias dejará de percibir una fuerte suma de dinero en detrimento de otras comunidades autónomas que, sin duda, han hecho valer más su peso específico dentro del estado. Pero éste era un final fácilmente vaticinable. A medida que transcurrían las reuniones del presidente Zapatero con sus "homólogos" de las diferentes autonomías encuadradas en el régimen general, iba tomando cuerpo una visión muy clara. La mayor parte aducían argumentos válidos para incrementar la financión de sus respectivos territorios, como el aumento de la población o el crecimiento del PIB interno. Otros eran trasnochados, como el mayor gasto por tener un idioma cooficial con el castellano. Sin embargo, el presidente Areces sólo podía esgrimir el envejecimiento de la población asturiana como triste recurso para obtener dinero. ¿A quién pretendía engañar este inviduo? Los españoles no son tan tontos. Es más, después del discurso de nuestro presidente supongo que pensarán que los tontos somos nosotros.
Bien, el hecho palpable es que mientras el conjunto del estado ha progresado de manera notable durante los últios 20 años, Asturies ha ido en continúo deterioro. Este fracaso de nuestra sociedad no puede ser achacado únicamente a factores externos, básicamente la intervención del gobierno central en el desarrollo de infraestructuras. Si bien es cierto que nuestra comunidad ha sido de las últimas en recibirlas, no es menos cierto que partíamos de una situación de cierto privilegio. Asturias era una de las, en aquel entonces, regiones más desarrolladas del estado. Fuimos golpeados seriamente por la reconversión industrial, pero no supimos sacar provecho ni de nuestra posición, ni de las ayudas que recibimos para sortearla.
¿Debemos sacar nuestro dedo acusador para señalar al o los responsables? Sin duda, pero debemos en primer lugar averiguar quién o quiénes son los mismos. Analizaré de forma somera a los sospechosos.
- La Coyuntura Internacional. Esta ha sido propicia en líneas generales durante los últimos 20 años. De acuerdo, con alguna ligera crisis (salvando por supuesto la presente, a la que tendré tiempo de referirme) durante los primeros años 90, pero ha seguido una tendencia básicamente alcista.
- La Entrada y el Afianzamiento dentro de la Unión Europea. No parece probable, ya que, aún habiendo tenido que prácticamente desmantelar el sector lechero, Asturies ha sido una región europea claramente beneficiada por los fondos de cohesión al haber sido declarada región objetivo 1 durante varios años.
- El Gobierno Central. Uno de nuestros demonios. Siempre lo hemos considerado como papá-estado, que nos iba a ayudar cuando lo necesitásemos. Ahora somo 17 hermanos, y todos merecen su atención. Hay que achacarle algunos desplantes, pero todos somos mayores de edad, y debemos saber como conseguir nuestros propósitos. Si no se puede alcanzar objetivos por el reducido número de votos del que disponemos, hay que buscar otras alternativas.
- El Gobierno Autonómico. Aquí empiezo a vislumbrar algo. Desidia. Incapacidad para gestionar los recursos que se nos asignaron. Sucursalismo ante el gobierno central. Falta de miras. Cobardía. Victimismo. Complejo de inferioridad. Nuestros distintos gobiernos autonómicos nunca han sabido adaptarse a los tiempos. No han introducido a Asturias en la modernidad. Siempre se dejaron llevar por la corriente sin tomar las riendas. No definieron en su momento un sentido diferenciador de Asturies y ahora lo estamos pagando fuertemente. Nos han convertido en un simple comodín.
- Las Corporaciones Locales. Aquí me tengo que referir a los 6 ó 7 concejos que agrupan a más del 70% de la población asturiana, y que son por lo tanto los vertebradores de nuestra comunidad. Los ejes motores de su dinamismo y prosperidad. Sólo tengo una palabra para describirlos: "paletos". Por cortesía, en el futuro la evitaré y los definiré únicamente como "excesivamente localistas".

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